Si temierais morir

A Francisco Brines,

por toda una vida de amor y magisterio


HUMO DE PAJAS

 

                                                                        A Carlos Marzal

 

Esta vida, tan viva, tan segura,

¿dónde está sucediendo?

¿En qué mundo podría,

para siempre,

la flor que así se exhala,

en un traspiés,

caer de su sitial al negro ciego?

¿Dónde van los amantes?

¿Dónde el cuerpo que quiso y pudo tanto?

¿Dónde yo cuando duermo,

dónde entonces la herida que en la noche

me tenía velando?

 

Con cuatro huesos juntos quiere el hombre

contarse entre lo sólido,

auparse y merecer, sacar ventaja

de todo y del amor.

 

Tomé del gran caudal

—era mi turno—

lo mío y cuanto pude distraer.

¿Qué diré que poseo si esta vida

nos echa la ganancia en saco roto?

 

Oigo aún estos versos:

van cayendo en el pozo con las almas,

son música difunta, crepitaban

en la cripta vacía, no han sonado.

 

Esta vida, tan viva, tan segura,

tiene un pozo en el fondo de agua amarga.

 

No hay aquí quien resbale

y pueda rehacerse.

No hay perdón ni castigo,

sólo un rato, y el pozo,

y el saberlo.

 

Agua amarga nos queda que beber.

 

Que se acabe el amor, que se desdiga,

podemos tolerarlo.

Pero cómo aceptar la mentira del cuerpo.

 

Ni la pena nos dura

del que ha visto volada, humo de pajas,

la montaña del padre.

 

Lo siguiente es lo nuestro.

Agua amarga sin sed, la delirante.

 

 

 

 

 

LA MÚSICA NO OÍDA

                       

Quién obliga

este afán,

este beberse

la música no oída,

este andar afinando

entre las cosas,

pulsándoles el talle

por si hubiera sorpresa.

 

Bien conozco el baldío,

la mazmorra

sin puertas ni ventanas

donde el que firma bebe su cicuta

y purga vanidades de autoría:

allí toma tormento,

lección muda.

 

Sólo en ser desdeñado,

quedar viudo y en lista

consiste el matrimonio del poeta.

 

Lo bailado

y bailado,

a quién le importa luego,

cuando el baile concluye

y no se encuentra

manera de seguirlo ni a la amiga

que suave nos llevaba,

nos llevaba.

 


PARECE TAN SENCILLO

 

                                                            A Juan Pablo Zapater

 

Parece tan sencillo

para el que ve que tiene

dos manos apropiarse este botín.

Y seguimos de pobres.

 

Quiere el ojo mirar,

quiere el oído

oír lo que conviene,

y esta lengua

gustar delicadezas,

pronunciarse.

 

Quien busque algún propósito

a tantos apetitos

que pregunte al que puso

el amor a la venta,

las claras a la vista;

que pregunte

su secreto a la música

y por qué

un día no se oye.

 

Esas pocas migajas que sorbemos

de la ración aguada del mendigo,

¿nos han hecho crecer,

nos aprovechan?

Lo que ayer parecía vocación,

oficio de hombre libre,

ya se ve que es empleo

y a la fuerza se cumple.

 

Esta vida

no es vida,

es sólo menester.

 

Si a un hombre lo separan

de su necesidad,

¿qué tendrá como propio?

¿Qué podría faltarle?