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Los especialistas aseguran que la literatura rusa es inconcebible sin la obra y la actividad cultural de Yevgueni Zamiatin. Le consideran un clásico cuya obra permanece «auténticamente viva». Condenada en la URSS, silenciada durante largos años en Occidente por la izquierda ortodoxa, ésta no empezó a salir de las catacumbas de las publicaciones clandestinas en su país hasta 1986. Zamiantin comentaba con tristeza : «En este país, el catálogo que más honra a un escritor es el de los libros prohibidos». Nació en 1884. En 1908, año en que escribió su primer relato, se licenció en ingeniería naval en San Petesburgo, pasando poco después a enseñar en él su especialidad. Entusiasta de los movimientos revolucionarios, tanto literarios como políticos, que conmovían Rusia por aquellos años, repartió su tiempo entre la cárcel, el exilio, la semiclandestinidad, su profesión y la escritura. Tras la revolución del 17 empiezan, por un aparte, el período más fecundo de su obra y, por otra, los problemas de disidencia con el estado leninista en formación, conflictos que irán agravándose hasta 1929 cuando consigue exiliarse en París, donde fallece de un infarto en 1937, dejando una extensa obra compuesta de cuentos novelas y ensayos.