Juegos africanos

Portada de Juegos africanos

Jünger, Ernst


NARRATIVA (F). Novela
Mayo 2004
Andanzas CA 541
ISBN: 978-84-8310-271-8
216 pág.
13,46 € (IVA no incluido)

SINOPSIS

«Viajamos a través del texto», escribió Ernst Jünger. Y ese periplo literario y vital lo inauguró Jünger con una fuga adolescente a tierras africanas poco antes de la Gran Guerra y se prolongó con iniciaciones en el horror bélico, emboscaduras, viajes psicodélicos y acercamientos al muro del tiempo curtidos en el dolor de la Historia.

 

Juegos africanos (1936) narra el desengaño de un adolescente que ha sublimado el continente negro mediante el prisma mitificador de sus lecturas juveniles. El joven Berger, alter ego de Jünger, huye del hogar paterno en busca de aventuras en el corazón de África. Influidas por la literatura picaresca y la novela de formación, las andanzas de Berger, animadas por toda una fascinante tropa de vagabundos y antihéroes conradianos, concluyen con una amarga moraleja. A esta nueva traducción de Juegos africanos se le añade un texto inédito que representa el mejor epílogo a la novela: Carta a un amigo desaparecido (1930), un canto melancólico a la amistad y al corazón aventurero, una epístola elegiaca dirigida a uno de los personajes más sugestivos de Juegos africanos, Benoit, el veterano camarada de la Legión Extranjera que sedujo a Jünger con sus relatos sobre las maravillas del opio y de Indochina y le secundó en su frustrada tentativa de deserción.


Jünger, Ernst
NOTAS BIOGRÁFICAS

Ernst Jünger (Heidelberg, 1895-Wilflingen, 1998) pasó su infancia en Hannover, y en 1913, tras huir del hogar familiar, se alistó en la Legión extranjera. Voluntario en la primera guerra mundial, en la que resultó herido en varias ocasiones y fue condecorado por su coraje, inició estudios de zoología y se trasladó a Leipzig y, más tarde, a Berlín. En 1941, como capitán del Ejército, se incorporó al alto mando alemán en París. En 1942, el régimen nazi prohibió la publicación de sus obras. A partir de los años cincuenta, Jünger combinó su retiro en Wilflingen con los viajes y la creación de una obra que le ha convertido en uno de los testigos más lúcidos, apasionantes y controvertidos de nuestra época. En el centenario del estallido de la primera guerra mundial, El teniente Sturm, escrita en 1923, se alza como un inolvidable relato de los horrores de la experiencia bélica, recogidos en su impresionante Diario de guerra (1914-1918), que Tusquets Editores publicó en 2013.
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