Fue una
de esas privilegiadas mujeres deci-monónicas cuyo único fin fue el de
ali-mentar la imaginación creativa de los hom-bres famosos a quienes los dioses
parecen haberlas destinado. Hija del célebre pintor vienés Schindler, «la chica
más guapa de Viena» se casa, en 1902, a los veintidós años, primero con el
compositor Gustav Mahler; después, tras la muerte de éste en 1911, con el gran
arquitecto Walter Gro-pius, fundador de la Bauhaus y, más tarde, a los
cincuenta años, con el escritor Franz Werfel. Entretanto, mantuvo relaciones
con músicos, dramaturgos y pintores, co-mo Oscar Kokoschka, a quien le unió una
apasionada amistad a través de los años y los matrimonios. Pese a una vida ya
legen-daria, es posible que Alma suscite en algu-nos ciertas reservas, no sólo
por sus devaneos autoritarios, sino también por su prepoten-te esnobismo. No
obstante, quizá precisa-mente por estas extrañas contradicciones, sea su vida
aún más fascinante.
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