Nació en París en 1868 y murió en 1927. Ya en la escuela, sus primeros tanteos literarios le llevaron a primerizas imitaciones de Alejandro Dumas y Victor Hugo. Curiosamente, sus estudios de derecho fueron decisivos para su trabajo como periodista de investigación. Como reportero, viajó por Suecia, Finlandia, Egipto, Marruecos, Rusia e incluso Corea, hasta que en 1907, un poco harto de tanto peregrinaje, decidió dedicarse a su «otra» vocación: la literatura. Las historias y los personajes de Leroux se inscriben en la mejor tradición de la novela detectivesca, que arrancó casi de la nada con Edgar Allan Poe y culminó con Arthur Conan Doyle, aunque para algunos, fue precisamente Leroux quien dotó al género de un lirismo y una emoción únicas. Efectivamente, El fantasma de la Ópera, publicada en 1911, constituye una obra maestra que conjugó el fino poder de observación de su autor y el eficaz uso de ciertos acontecimientos misteriosos que sucedieron realmente en el Teatro de la Ópera de París hacia finales de siglo.
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