En el siglo XV, la antigua
Valaquia, conocida hoy como Transilvania, fue escenario de cruentas
luchas entre turcos, cristianos y los propios habitantes de esta zona
geográfica –entre otros, eslavos, macedonios, serbios y croatas-. Ésta es la
historia de Vlad III Dracul, llamado por sus contemporáneos “el
Empalador”, quien, en medio de estos combates sin cuartel, luchó con tales
medios por la independencia de sus país que hasta hoy se recuerda su crueldad
sin límites. De él se cuenta, entre
otros muchos detalles pavorosos, que solía almorzar rodeado de sus prisioneros
agonizantes atravesados por un palo. El camino que conduce desde la historia
real hasta la leyenda es oscuro y tortuoso, pero no es de extrañar que en el
siglo XIX el escritor irlandés Bram Stoker se inspirara en el
sanguinario príncipe Vlad Dracul para concebir la figura del conde
Drácula, sediento de sangre, y al que, ya en el siglo XX, el cine
convertirá en uno de nuestros mitos más terroríficos.
Nació en Alemania en 1951. Estudió germanística e