En Allá en el campus grande
se muestra que los enemigos de la Universidad Nacional Autónoma de México,
como el más reciente movimiento sedicioso que la secuestró por diez
meses en provecho propio, son quienes pretenden supeditar toda enseñanza a un
interés político o económico ajeno: la minoría de siempre que, harta de la
fuerza de la razón, busca imponer la razón de la fuerza. Guillermo Sheridan,
sin duda su crítico más inteligente, mordaz y despiadado, nos recuerda que se
accede a la universidad por mérito y no, como se ha pretendido, por «derecho»
justiciero, absurda convicción de que obtener un título es tan importante que
se justifica ya no ganarlo, sino decretarlo. Para Sheridan la jerarquía de la
universidad ha de ser pues, exclusivamente, la de quienes producen y
transmiten el conocimiento y la de quienes desean obtenerlo.
Esta reunión de artículos escritos a lo largo de cuatro años sobre los ingentes y reiterados conflictos que aquejan a la institución educativa más grande del país, sigue con detalle la incidencia de los protagonistas y su historia -cuando la UNAM fue convertida en laboratorio sociológico durante los años sesenta y setenta-, y hace hincapié en que la Universidad debe reformarse con urgencia para darle su justo lugar a los ámbitos subsidiarios de la política, cuya manipulación y protagonismo han servido de fácil ruta de acceso al poder para miembros del PRI y el PRD; el sindicato, cuya perpetua orgía con los partidos y las organizaciones estudiantiles en el lecho de la UNAM no ha generado sino elevación de costos, descrédito moral y un puñado de sinecuras para sus líderes; y la burocracia, cuyas ambiciones han provocado un cáncer de favores que privilegian a un administrador poderoso sobre un sabio, corrompen la objetividad académica y devalúan sin cesar la eficiencia.
Como investigador y profesor en el Centro de Estudios
Literarios de la Universidad Nacional a lo largo de treinta años, Guillermo
Sheridan (1950) ha publicado abundantes obras y estudios, entre los que
destacan Los Contemporáneos ayer (1985), México en 1932: la polémica
nacionalista (1999) y Un corazón adicto: la vida de Ramón López Velarde
(1989) que le mereció el premio Xavier Villaurrutia y pronto rescataremos para
nuestro catálogo. Algunas de sus crónicas se han recogido en Lugar a dudas (Tusquets
Editores, 2000). Su primera novela, El dedo de oro (1996), fue
recibida con los elogios más entusiastas de la crítica y los lectores.
Sheridan
no sólo ha sido, sin duda, el crítico más punzante ¾así como el más
divertido¾
de la Universidad Nacional Autónoma de México, sino que, heredero del
humor de Chesterton o Ibargüengoitia y de la escritura clorhídrica y
devastadora de Mencken o Heller, se ha convertido en uno de los cronistas
excepcionales de la literatura mexicana. Prueba de ello es esta recopilación ¾la cual constituye
también una suerte de autobiografía¾ de sus crónicas más vigentes y agudas, procedentes de
libros ya inaccesibles y de la prensa reciente.