Publicamos por primera vez este libro
de Fernando Savater en 1984. Han
pasado doce años. Releyéndolo hace poco, nos dimos cuenta de que —para
desgracia nuestra, pero para mayor mérito de Savater— todo lo que él expresaba en Contra las patrias seguía
vigente, inmune al paso del tiempo por la indiscutible coherencia de su
pensamiento, pero también por la triste evidencia de que, en ciertos aspectos,
poco hemos hecho para cambiarlos.
Contra las patrias
tuvo entonces el aire de un panfleto. Curiosamente, hoy, ampliado y revisado por
su autor, quien además le añade un prólogo,
vuelve a nosotros como si fuera nuevo, como una reflexión ininterrumpida, de una impecable coherencia, que
estimula nuestra memoria, nos arranca de la indiferencia y nos sacude la
indolencia en la que suele sumergirnos el dulce encanto del olvido. De los
veintidós textos de la primera edición, Savater hoy tan sólo elimina tres y los sustituye
por ocho. Acaso eso ya diga mucho acerca de esa persistencia en el tiempo de
sus preocupaciones, de su pensamiento.
Contra
las patrias, es decir, contra la colectivización
de la violencia, contra las unanimidades forzosas, contra las identidades
nacionales prefabricadas, contra la utilización de la peculiaridad cultural
como fundamento estatalista, contra la exaltación del ombligo propio por medio
del denigramiento de lo ajeno, contra los símbolos sanguinarios: banderas,
himnos, mártires, y contra el ridículo entusiasmo de las fronteras.
Contra
las patrias, o sea, a favor de los hombres,
diferentes e iguales, a favor de la tradición cultural que cada creador
reinterpreta a su modo y manera, a favor de la libertad de las lenguas, a favor
del exilio y del desarraigo, a favor del federalismo, a favor del
antimilitarismo y del antipatrioterismo, y sobre todo a favor del
cosmopolitismo, que fue y sigue siendo la verdadera gran idea progresista desde
que el viejo Demócrito afirmara en Grecia que «la patria del sabio es el mundo entero».
En este conjunto de ensayos se habla
especialmente del problema de las
nacionalidades y los nacionalismos en España, empezando por el primero y
fundacional, que es el propio nacionalismo español. Es lógico, pues, que el
tema de la violencia ocupe un lugar
primordial en estas reflexiones tan comprometidas.
Nació en 1947 en San Sebastián, Guipúzcoa. En la actualidad es catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, donde estudió su especialidad. Es autor de múltiples ensayos filosóficos, literarios, políticos, novelas y obras dramáticas, traducidos a varios idiomas, como Ética para Amador, El valor de educar o Las preguntas de la vida. Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Ensayo (1982), el X Premio Anagrama de Ensayo, y fue finalista en el Premio Planeta (1993) con la novela El jardín de las dudas. Codirige la revista Claves de Razón Práctica y colabora habitualmente, entre otras publicaciones, en El País. Como conferenciante y profesor invitado, ha viajado por Europa, Asia y las tres Américas.