Francisco Ferrer Guardia llamó un
día “burro” al maestro y, como es de suponer, fue severamente castigado.
“Educar equivale actualmente a domar, adiestrar, domesticar...”, dijo Ferrer
años después. Así, para sentar las bases de la Escuela Moderna, sólo necesitó
“tomar lo contrario de lo que viví en mi infancia”. El resultado fueron las
propuestas que mayor influencia han ejercido en los métodos de enseñanza del
siglo XX. Ferrer, conocido pensador y militante libertario, reunió en el libro La
Escuela Moderna -que se ha traducido a todos los idiomas y ha
sobrevivido a largos periodos de silencio y clandestinidad de nuestro país- su
teoría pedagógica y sus aplicaciones prácticas, insoslayables para todos los
educadores progresistas.