Del millar y medio de páginas que ocupan las obras completas de Lewis Carroll, Leopoldo María Panero nos ofrece en Matemática demente una selección de sus historias «humorísticas», una excelente muestra de los divertimentos lógicos del autor bajo las más variadas formas : desde relatos (alguno de terror) hasta diálogos dramatizados, pasando por hojas de instrucciones, enigmas, poemas o cartas. Como escribió el propio Carroll, son cuentos que plantean «una o más cuestiones matemáticas —de aritmética, álgebra o geometría, según el caso— para el entretenimiento, y posible edificación, de los lectores». En todos ellos se nos descubre lo que hay de cómico —y subversivo— en cuanto aplicamos la lógica más implacable a algunos problemas aparentemente absurdos : siempre queda vencido nuestro sentido común.
Charles Lutwidge Dodgson, matemático, lógico y
escritor británico más conocido por el
seudónimo de Lewis Carroll, nació en
Daresbury, Cheshire, en 1832, y murió en Guildford en 1898. Durante cerca de
cuarenta años fue profesor de matemáticas en Oxford, y junto con el también
lógico George Boole procedió a una axiomatización de la lógica. Pero, sin duda,
lo que le ha hecho universalmente conocido son sus historias para niños,
historias donde desplegó todo su talento para jugar —y hacernos reflexionar—
con el absurdo, el sinsentido y la magia de algunas paradojas lógicas. Carroll,
que también gustaba de fotografiar niñas, y que ha dejado una galería de
ambiguos retratos infantiles, es autor de Alicia
en el país de las maravillas (1865), A
través del espejo (1872), La caza del
Snark (1876) y Silvia y Bruno
(1889).