Eduardo Mendoza, a medio camino en su paso por la vida, y preso de una inexplicable y reiterada melancolía post coitum, busca el amparo de la psicoterapia a fin de mitigar la ansiedad que lo aqueja. Este aprovechado fotógrafo libertino, insaciable aficionado a toda suerte de mujeres, recapitula con minucia y palpitante vivacidad la picaresca de sus encuentros eróticos: con las distintas hermanas de sus diferentes esposas, la tímida alumna de la que creyó enamorarse, la jovencísima y descarada Catalina o la maligna Patricia que al principio lo intimida y después lo seduce antes de dejarlo finalmente con un palmo de narices.
A lo largo de la historia de los hombres el diván ha sido un lugar privilegiado desde el cual, alternativa, consecutiva o simultáneamente, se han relatado cuentos noche tras noche, se han urdido intrigas palaciegas, se han desnudado y penetrado las almas de los pacientes y también, desde luego, se han desnudado y penetrado los cuerpos. A lo largo de esta «íntima confesión», Mendoza hace uso, con gozo y sagacidad, de las diversas artimañas del diálogo brillante para descubrir el sentido profundo de sus aventuras eróticas. Pero, ¿y si fuera inventándolas para, una vez más, salirse con la suya…?