El jurado del premio La sonrisa vertical, concedido en febrero de 1998, declaró finalista esta obra, de la que destacó su originalidad y su derroche imaginativo. En efecto, desbocada y exuberante unas veces, descarnada otras, esta novela, la primera de Ramón Burcet, narra la búsqueda a través de los tiempos del perfecto instante supremo en el imperecedero deseo sexual y amoroso, nunca saciado.
Todo empieza cuando, tras crear el universo, Yahvé da forma a ciertas criaturas celestiales, entre ellas a Luzbel, el más bello y seductor, el príncipe de las tinieblas, por quien el Creador se ve endiabladamente atraído. Poco después, Dios ordena confeccionar un sutil regalo para Luzbel, pero la expulsión de los demonios al infierno impide que el regalo llegue a su destinatario. Una mujer inmortal, la Innombrable, comienza entonces la búsqueda de ese regalo, un prodigioso dedal que, debidamente utilizado, procura un placer inconcebible. En él residirá el secreto de las voluptuosas relaciones entre el demonio Astarot y la joven Astartea. Tiempo después, volverá a aparecer el dedal en la célebre ciudad de Sodoma, cuya población se entrega a los placeres carnales más desmedidos. La pista del regalo se pierde hasta la civilización egipcia, donde, por mediación de un lúbrico enano y de su sirviente, llega a manos de una mujer felina, Tamit, que hará lo posible por conservarlo. Dos veces más sembrará el dedal desórdenes y excesos : en la oscura Edad Media, entre una promiscua secta hereje, y, en pleno siglo XX, en una ciudad de nuestros días, cundo cae en manos de un peligroso violador que misteriosamente hace gozar a sus víctimas.
En El regalo de Luzbel, Burcet desarrolla su personal noción del erotismo : «Lo erótico es lo que excita los sentidos ; en particular, lo que sucede en esa tierra de nadie donde se solapan el erotismo y la pornografía».