Mademoiselle Lucette de Mustelle nunca había apreciado mucho sus estudios en el modélico Lycée Molière, por lo que no podía ocultar su alegría ante la perspectiva de otro verano en el castillo familiar. Pero no por ello se suspendieron las clases, si bien éstas fueran de muy distinta naturaleza. A sus inquietos 14 años, Mademoiselle de Mustele estaba ya más preparada para los juegos del sexo que del espíritu. Los maestros que primero la acompañaron en ese placentero aprendizaje fueron Miss Ketty la institutriz, Alice la cocinera y el criado Firmin. Ante la actitud despreocupada de la madre, más atenta a sus propias aventuras que a la formación de su hija, Lucette dio rienda suelta a los impulsos de su díscola curiosidad y pasó a experiencias más sofisticadas de la mano de los inescrupulosos amantes de su madre, Sir Archibald y Maurice, quienes completaron las peculiares enseñanzas de su aplicada alumna. Y así, Lucette y sus amigas, ya en pleno conocimiento de sus apetencias, sembraron recuerdos inolvidables por todos los rincones del castillo y de los bosques que lo rodean.
Mademoiselle de Mustelle y sus amigas, escrita en 1911 con el seudónimo de Pierre du Bourdel, es de las muchas novelas eróticas de Pierre Mac Orlan la que mayor repercusión tuvo siempre en Francia, pese a la clandestinidad a la que fue sometida hasta 1984, cuando salió definitivamente a la luz. De hecho, ésta formó parte de toda una serie de novelas eróticas que, para llegar a fin de mes, Mac Orlan se vio obligado a escribir bajo seudónimos tan curiosos como «Sadinet» o «Sadie Blackeyes». No obstante, al haberle dedicado el propio autor y sus amigos a ésta mayor atención que a las demás, pasó con los años a la celebridad dentro de la ya prolífica historia de la literatura erótica francesa.
Pierre Mac Orland, aunque poco conocido entre nosotros, nació en Francia en 1882 y falleció en 1970. Es considerado en su país uno de los escritores más importantes de nuestro siglo. Antes de la experiencia dolorosa de la primer guerra mundial, Mac Orlan, bohemio por naturaleza, se había dedicado casi exclusivamente a escribir poemas y canciones, pintar y viajar. En los años veinte desarrollaría su mejor obra narrativa, de la que destacamos aquí Marguerite de la nuit (1925) y, sobre todo, Quai des brumes (1927), que le dio a conocer en el mundo entero y de la que se hizo más de una versión cinematográfica. Su Obra completa, recogida en 25 volúmenes un año después de su muerte y que hoy es inencontrble, le valió, en 1950, ingresar en la Académie Goncourt.