Grimod de La Reyniére en su admirable Manual de anfitriones, fue algo más que un amable cronista de restaurantes : fue un ideólogo consciente y eficaz para la clase que había substituido a la aristocracia en el Poder. El, mejor y antes que nadie, antes sobre todo que Brillat-Savarin, supo comprender hasta qué punto esa clase estaba necesitada de un «estilo» y de un «savoir vivre» propios, si quería realmente instalarse y perdurar. En este sentido fue, mucho más que Napoleón, el modelador de la «bourgeoisie», estableciendo las fronteras, en los usos y costumbres de cocina y mesa, más allá de las cuales se acaba el mundo de la «gente honesta» y comienza la barbarie.
Figura eximia del siglo XVIII, puede codearse con lo más granado de su tiempo, Sade incluido. Más allá de la cocina, hoy se le relee como un cronista agudo de su época. El mismo fue el primero en entender la cocina como un hecho voluptuoso (casi sexual) y, al mismo tiempo, como un fenómeno semiológico. En este sentido, su modernidad sorprende.
Xavier Domingo
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Elena Soto
El prólogo al Manual del Anfitrión...es simplemente magnífico. Y acabo de incluir notas sobre el mismo en mi web que trata en buena parte de las relaciones entre arte y cultura culinaria, en su sección El laboratorio, dedicado a las variadas tentaciones que al gusto de los sentidos el arte ofrece. Mi nombre es Elena Soto y soy historiadora, durante una década profesora del Instituto Superior de Arte de La Habana, ahora radicada en Tenerife y en cuya universidad he trabajado por temporadas, según ofertas laborales. Un saludo y mi agradecimiento por la lectura de su prólogo Xavier...delicioso. Puede encontrar mi web en www.laprobeta.org, dentro de un mes más o menos, pues aún trabajo a "puertas cerradas" y está en construcción. Le saluda, atentamente, Elena Soto
24/11/2003 · Tenerife
Grimod de La Reynière (1758-1837) fue ni más ni menos que el primer periodista gastronómico de la Historia, título cuyos méritos serían discutibles si, al mismo tiempo, no hubiera sido y no siguiera siendo uno de los mejores.
Antes de la Revolución Francesa, Grimod de La Reynière se dio a conocer como goloso excéntrico, dotado de bastante genio publicitario, organizador de fastuosos banquetes casi rituales en su espléndida villa de los Campos Elíseos, hoy Embajada de los Estados Unidos en Francia. En esa época dilapidaba la fortuna familiar y era un joven «burgués progresista».
La Revolución, sus austeridades y su sangrienta violencia le decepcionaron y, cuando levantó cabeza con el Directorio y sobre todo con los refinados fastos del Imperio, fue para inventar los primeros periódicos gastronómicos de la historia, sus célebres «Almanaques». No fue, según sus detractores, un crítico excesivamente honesto. ¡Como si los hubiera !