Al
preguntarse si la mente y la materia
(el sujeto y el objeto, el yo y el mundo exterior, etcétera) son dos cosas muy
distintas o, por el contrario, la misma y única cosa, así como qué lugar ocupa
la conciencia en la evolución de la vida y qué papel desempeña en las
cuestiones morales el estado de desarrollo de la mente humana, Erwin Schrödinger, Premio Nobel de Física,
invade sin reparos terrenos tradicionalmente ocupados por filósofos, teólogos,
psicoanalistas y hasta, en determinados aspectos, políticos.
Cuando
Schrödinger plantea, por ejemplo, la cuestión de si todavía puede esperarse
algún desarrollo biológico en el hombre de hoy o la de cómo puede darse su
evolución intelectual paralela, las respuestas, rotundas, inquietarán a algunos
y escandalizarán a otros. Además de la luz que aporta a la cada vez más
candente discusión sobre el porvenir del hombre, el mayor mérito de este libro
es el de obligar a pensar. Es
difícil que quien lo lea permanezca indiferente e, indefectiblemente, algo se
pondrá en movimiento en sus criterios preconcebidos.
Como muy bien dijo de este librito el crítico del Scientific American, J.R. Newman: “Lo lees en unas horas; lo recuerdas durante toda la vida...”.
Erwin Schrödinger
nació en 1887 en Viena, donde estudió y fue profesor de física en la universidad hasta 1927, año en que fue llamado a Berlín para reemplazar a Max Planck en la cátedra de física. En 1933, al acceder Hitler al poder, decide abandonar Alemania. Ese mismo año le conceden el Premio Nobel, que compartió con P.A.M. Dirac, por la formulación matemática de la mecánica cuántica. Dedicado a la investigación de la física atómica, física del estado sólido y mecánica estadística, se mostró siempre muy sensible a las implicaciones sociales de la tecnología y preocupado por el aspecto humanístico de la ciencia y la ética científica. De él Tusquets Editores ha publicado igualmente ¿Qué es la vida?, Mente y materia, Ciencia y humanismo, Mi concepción del mundo y La Naturaleza y los griegos (Metatemas 1, 2, 10, 16 y 48).