El lugar: Jalisco, en el centro de un país sacudido por la violencia. El periodo: de 1908 a 1913, años decisivos marcados por la caída del porfiriato, el arrastre del reyismo, el ascenso del maderismo y la radicalización de cierto sector de la Iglesia católica. La estrategia: estudiar exhaustivamente todo los pasillos de Jalisco hasta encontrar en sus rincones una imagen de todo México. El resultado: un análisis a la vez minuciosos y expansivo de la revolución mexicana, un detallado retablo de la región y un original retrato de un país entero, todo al mismos tiempo, todo mientras el piso se mueve y un régimen en apariencia imbatible se colapsa y otro emerge temblorosamente.
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