Cuando El árbol de los sentidos-celebrada en el Reino Unido como la revelación literaria más original de los últimos tiempos- cayó en nuestras manos, nos envolvió enseguida con su exotismo y sabor caribeños en un baño de los sentidos. Nos gustaría compartir con los lectores el gozo de su lectura, pues Oonya Kempadoo nos transporta, en esta poética novela, al sutil momento de la pérdida de la inocencia en la infancia.
Lula
-la curiosa protagonista de El árbol de los sentidos y transparente alter ego de la autora- parece fascinada por el árbol de mango que se alza, ominoso, junto a la casa de su familia en Tamarind Grove, un pueblo en la costa de Guyana. Lula está convencida de que el mango lo sabe todo y lo ve todo, desde los más oscuros secretos hasta los más luminosos misterios, y, en especial, todo lo concerniente al aún insondable enigma del sexo. En este paraíso insular, ahogado sin embargo por las ramas y el follaje asfixiante de la dictadura de Linder Forber Burnham, viven, entre otros, el Tío Joe, un trío de inquietas prostitutas, el libidinoso Iggy DeAbro y la practicante de vudú Tía Ruth. A la sombra del mango, y marcados por la violencia doméstica y los conflictos raciales, todos ellos parecen ajenos a la realidad. Sólo Lula, demasiado ocupada en sus propios asuntos, acaba viendo y comprendiendo todo aquello que el árbol se niega a contarle.INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
El País
Descripciones de una sensualidad extraordinaria, que abarca olores y sabores además de imágenes.
Laura Freixas
Publishing News
He aquí una novela de iniciación dotada de un convincente sabor. Una atmósfera única.
The Independent
Un brillante logro, preciso, conmovedor y poético.
Josie Barnard
Oonya Kempadoo
nació en Londres en 1966, aunque desciende de guyaneses. Cuando tenía cuatro años, su familia regresó a Guyana, y allí se educó en casa. A los diecisiete años se marchó a Europa, donde permaneció durante dos años. De vuelta al Caribe, vivió en Santa Lucía y en Trinidad y Tobago, y trabajó como diseñadora gráfica hasta que en 1998 decidió dedicarse por entero a la escritura. En la actualidad vive en la isla antillana de Granada.