Después de toda una vida
arreglándoles las uñas a domicilio a las «señoras bien» de La Algaida con su haute manicure, y dándoles bullanguera y
muchas veces terapéutica conversación, el manicura Cigala recibe el
reconocimiento oficial de sus paisanos, que le consideran una verdadera
institución: el pleno municipal acuerda ponerle su nombre a una calle.
Entusiasmado por la noticia, y
alentado por sus irrefrenables y reivindicativas «ganas de hablar», Cigala pide
que le pongan su nombre a la hasta ahora llamada calle Silencio, como
compensación por cuanto, aunque parezca mentira, ha tenido siempre que callar.
Con esas mismas «ganas de hablar», y hasta la fecha fijada para el
acontecimiento, se lo irá contando todo, día a día, no sólo a su senil y
silenciosa hermana Antonia, con la que vive y a la que cuida, y a sus clientas,
y a la Fallon, y al curita Pelayo, sino también a sí mismo y a los fantasmas de
su pasado, y se enfrentará a la pitracosa Purita Mansero y a todos los que se
escandalizan porque le quite la calle nada menos que al Cristo del Silencio,
cuya cofradía pasa por ahí cada Miércoles Santo.
En Ganas de hablar, Eduardo
Mendicutti reconstruye, por medio de apasionados soliloquios, la vida de un
personaje que se reconoce en otros –mujeres, inmigrantes, gente fina venida a menos– y que reclama su
derecho a recordarlo todo. Y lo hace recreando de manera prodigiosa un
combativo y colorista lenguaje coloquial, ya en peligro de extinción, que acaba
por erigirse en el otro gran protagonista de la novela.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Sobre California
Casi me atrevería a decir que California
es el mejor libro de Mendicutti, por delante
de El palomo cojo o Los novios búlgaros.
Antonio Fontana, Abc Cultural
Eduardo Mendicutti es uno de los escritores más serios de la literatura española actual. A través del humor, de los temas poco solemnes, de la frivolidad y los desarreglos del corazón, sus palabras acaban siempre poniendo el
dedo en la llaga.
Luis García Montero, El País
Eduardo Mendicutti sumergirá al lector en una divertida y provocadora parodia.
Joaquín Arnáiz, La Razón
Una novela comprometida..., reivindicativa.
J. Ernesto Ayala-Dip, El País (Babelia)
Merece la pena acercarse a California.
Enrique Turpin, El Periódico
Mendicutti consigue lo que quería: divertir
y emocionar.
Aída R. Agraso, Diario de Jerez
[Esta] novela destaca por su capacidad
de elaboración verbal.
Joaquín Marco, El Mundo (El Cultural)
Eugenia Altozano
Escrito de manera magistral, con el arte y el poderío que sólo la gente de Cádiz tiene. Me han venido tantos y tantos recuerdos....gracias
11/10/2014 · Austria