En 1938,
tras partir de Nápoles a Palermo en un viaje por mar, desapareció el físico
siciliano Ettore Majorana, quien en su última correspondencia dirigida a un
colega de la Universidad de Nápoles, donde impartía clases, expresaba su
intención de suicidarse. La verdad de los hechos, sin embargo, no resultará tan
obvia. Lo que en un principio se atribuye a un acto de locura esconde, por el
contrario, muchos misterios. El joven científico, intuyendo la magnitud de sus
hallazgos en torno a la energía atómica y su poder destructivo, y temeroso de
las consecuencias que podrían derivarse en la Europa de Hitler y Mussolini, tal
vez escogió el silencio, la huida y la renuncia a su condición de genio.
Ésta es la controvertida hipótesis
que plantea La desaparición de Majorana,
una «novela filosófica de misterio», en palabras del propio Sciascia, que,
partiendo de un hecho real, logra trascender los límites del género negro para
configurar el retrato vital de un hombre de ciencias. La genialidad de
Majorana, comparable a la de Galileo y Newton, según señalaba su mentor, el
premio Nobel Enrico Fermi, y la desazón intelectual que le provocaba el binomio
«ética y ciencia» son, pues, el verdadero núcleo narrativo de esta crónica
llena de intriga.