Si la muerte es el único hecho que el ser humano puede, a lo largo de toda su vida, dar por seguro e ineludible, si se le brinda el derecho a elegir cómo será su vida, ¿por qué otros dictaminan acerca de cómo debe morir?
Esta no es más que una de las preguntas
que los partidarios de la eutanasia activa se plantean, en particular aquellos
que han sentido, en alguna dolorosa ocasión, la necesidad de aliviar el
sufrimiento sin cura y el fin irreversible de un ser querido que ha expresado,
consciente y libremente, su deseo de no prolongar inútilmente su vida.
Los autores, que no son filósofos ni
intelectuales, ha querido aquí evitar el terreno equívoco de las respuestas
morales. Han preferido aportar toda la información necesaria para facilitar la
reflexión personal adecuada que permita tomar las decisiones pertinentes en
asunto tan íntimo e intransferible.
Nació en Bath (Gran Bretaña) en 1930, y trabajó como periodista para el Daily Mail, el Sunday Times y Los Angeles
Times. Con su primer libro, Because
They’re Black, ganó el Martin Luther King Memorial Prize. En 1978 se
trasladó a Estados Unidos, donde publicó, Jean’s
Way, un relato de cómo ayudó a morir a su mujer, enferma terminal. En 1980,
en Los Ángeles, fundó la Hemlock Society para la Defensa de la Eutanasia, y en
1993 creó ERGO (Euthanasia Research & Guidance Organization). Es autor de
varios libros sobre derechos humanos y sobre la eutanasia, de los que Tusquets Editores ha publicado dos
títulos fundamentales: El derecho a morir (Ensayo 3, ahora
también en la colección Fábula), junto con Ann Wickett, y El último recurso (Ensayo
17).
Nació en Boston, estudió literatura inglesa en Toronto y se doctoró en
el Shakespeare Institute de la Universidad de Birmingham. Cofundadora de la
Hemlock Society y coautora de Jean’s Way,
fue asimismo la editora de The Euthanasia
Review. Colaboradora de Derek Humphry en la defensa de la eutanasia, murió
en 1991.