Como quien
contempla, algo apartada del camino, a los que ahora transitan por él: así se
sitúa Dionisia García en este libro de poemas, pues desde la serenidad de quien
ya ha vivido el engaño de los días se calibra el pasado, el presente e,
incluso, el futuro, es decir, el tiempo, uno de los grandes objetos de
reflexión de la autora. Todo transcurre además, todo queda fijado, en objetos
cotidianos –el pan, la chimenea, una casa aislada–, en el paisaje –ora un
vergel, ora calcinado–, en el mar aparentemente indolente, entre los árboles o
frente a un solitario pino, en la renovada fiesta de san Juan, y siempre bajo
el vasto techo del cielo.
Si en la primera parte del volumen,
«Frente al invierno», la autora aborda lo pretérito en un tono casi de leyenda,
cuando «quien lo presencia ahora ya es olvido», en la segunda parte, «La cierta
referencia», la realidad del presente se confunde lentamente con el pasado,
pues tal vez ya no estén las personas o cosas que hasta ahora han sido las
«referencias», los modelos: sólo pueden recobrarse en el poema. En la tercera
parte, «A pesar de las ruinas», si bien asoma el dolor de la guerra o el lamento
del hombre agotado, tras ese echar las cuentas con los años, tras ese pulso con
el tiempo, se llega a la conclusión de que, «sin embargo, compensa la
aventura».
A esa aventura se suma la sorpresa,
formal y conceptual, que asoma a la vuelta de cada verso, de cada palabra.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Una realidad literaria firme en su trayectoria y consolidada en sus objetivos éticos y estéticos... Incluso a oscuras, la poesía de Dionisia García es toda claridad.
F. Javier Díez de Revenga
Dionisia García nació en
Fuente-Álamo (Albacete) en 1929, donde vivió hasta los diez años. Se licenció
en filología románica en la Universidad de Murcia, ciudad donde reside desde
hace más de treinta años. Es autora de ocho libros de poesía –entre ellos El vaho de los espejos (1976), Memmosine (1981) y Lugares de paso (1999)–, los siete primeros recogidos en Tiempos del cantar (2005), así como de
volúmenes de relatos y aforismos, como Voces
detenidas (2004). Sus poemas figuran en antologías españolas y extranjeras,
y ocupa un lugar destacado en la poesía contemporánea. Miembro correspondiente
de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, en 2000 la Universidad de
Murcia instituyó un premio de poesía que lleva su nombre.