Ida Vitale es una extraordinaria poeta
uruguaya, cuya poesía, deslumbrante y ya clásica, merecía que la diésemos a
conocer en España. Y tal vez no existe mejor carta de presentación que los
poemas intensos y exactos de esta Reducción del infinito, su libro más
reciente, al que acompaña una antología personal de su obra que refuerza su
escritura unitaria.
Para quienes aún no la
conocen, los versos de Ida Vitale,
ajenos a cualquier sentimentalismo o esteticismo retórico, están presididos por
la inteligencia y la metáfora iluminadora, por la precisión y la esencialidad.
Precisamente su conciencia del poder sugeridor de las palabras y su lucidez
crítica la inscriben en la tradición de Mallarmé, de ciertos autores españoles
como su admirado Juan Ramón Jiménez, o de la línea que arranca con Montale,
poetas, como ella, transparentes y profundos, conceptuales y cautivantes.
Reducción del infinito se organiza en cinco partes no
arbitrarias, determinadas por motivos queridos a la autora y por el prodigioso
alarde verbal de su poesía. Si la primera entreteje vida, ética y poesía, la
segunda reúne ciertas admiraciones, a modo de fe «en este mundo que aún se
imagina libre de la Bestia y el Límite». «Breve mesta», la tercera, ofrece
variaciones sobre el sinsonte, pájaro de canto singular, posible símbolo. «Solo
lunático, desolación legítima» rinde homenaje a Góngora, mientras que la
última, «Fieles», recoge en orden cronológico inverso una personal antología de
sus últimos libros. En todas ellas prevalece la intensidad diamantina de su
estilo, que confiere a los poemas su peculiarísima personalidad.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Ida
Vitale nació en Montevideo en 1923. Allí estudió Humanidades y tuvo como
maestro a José Bergamín. Juan Ramón Jiménez la incluyó en una presentación de
jóvenes poetas en Buenos Aires. Profesora de literatura hasta 1973, la
dictadura la forzó, como a otros intelectuales, al exilio. Vivió en México de
1974 a 1984 y, desde 1989, en Austin (Texas), desde donde viaja regularmente a
su país. Vitale publicó su primer
libro, La luz de esta memoria, en
1949. Le siguieron Palabra dada
(1953), Cada uno en su noche (1960), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988) y Procura de lo imposible (1998), publicados en Montevideo, Caracas y
México. Además de poeta, es crítica literaria y prestigiosa traductora. De sus
obras en prosa publicaremos en breve Léxico
de afinidades (1994), del que Álvaro Mutis ha destacado su «prosa
inteligente», «su decantada sabiduría».