Con estos ensayos José Angel Valente manifiesta en cierto modo a sus lectores que sigue fiel a estas palabras de T.S. Eliot : «Para teorizar se requiere una inmensa ingenuidad ; para no teorizar hace falta una inmensa honestidad».
Según cita José Angel Valente en la segunda parte de estos ensayos, escriben, por un lado, Mircea Eliade a propósito del vuelo mágico del chamán : «Convertirse uno mismo en pájaro indica la capacidad, mientras aún se está en vida, de emprender el viaje extático al cielo y al más allá» y, por otro, Juan de la Cruz a propósito de las tres propiedades que él asigna a la paloma : «El vuelo alto y ligero ; el amor con que arde ; la simplicidad con que va». Y se (nos) pregunta el propio Valente : «¿Propiedades de la paloma o de la palabra ?».
En Variaciones sobre el pájaro y la red el lector encontrará reunidas pues reflexiones en torno a la experiencia de los límites últimos en la que concurren la palabra del poeta y la del místico, «palabra del límite, del borde o de la inminencia», lengua poética, originaria de lo sagrado en todas las tradiciones, llamada, en la tradición islámica, la lengua de los pájaros.
La primera parte de este libro, La piedra y el centro, se había publicado ya por separado en la editorial Taurus en 1983. Valente ha querido recuperar aquí estos ensayos sobre Juan de la Cruz, Grünewald, El Bosco, Teresa de Avila y Miguel de Molinos no sólo porque eran hoy inencontrables, precisamenrte cuando se celebra el cuarto centenario de la muerte de Juan de la Cruz, sino porque se asocian armónicamente con los reunidos en la segunda parte, escritos posteriormente, ciñendo así el tema al igual que, en palabras de Juan de la Cruz, «la piedra se va más llegando a su centro».
José Angel Valente nació en Orense en 1929. Estudió en las universidades de Santiago de Compostela y de Madrid, donde se licenció en filología románica. Enseñó en Oxford y allí obtuvo el Master of Arts. Vivió en Ginebra entre 1958 y 1980. Hoy reparte sus estancias entre Almería, Ginebra y París. Inició su obra poética con A modo de esperanza (1955 Premio Adonais). Obtuvo el Premio de la Crítica en 1960 y 1980, y en 1988 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.