El Primero de Mayo de 1979, una nieve imprevista tiñe de blanco las calles de París. Asentado en aquella ciudad, el narrador, un antiguo agente del comunismo español, se debate con la tarea que se ha encomendado a sí mismo: indagar, a través del relato de su propia vida, cómo el torbellino de la Historia arrastra al individuo. Surgen enseguida los retazos de la infancia, el descubrimiento de la dialéctica marxista y el lento aprendizaje de la decepción ante las grandes mentiras ideológicas del siglo XX. Pero hay un episodio sobre el que el narrador tiene que volver compulsivamente, como si fuera un auténtico punto de fuga del horror : los quince meses de detención en el campo de Buchenwald. Testigo de la barbarie nazi, el narrador vuelve su mirada a un domingo de diciembre de 1944, cuando una compañía de judíos polacos, abandonados bajo la lluvia, se convierte para él en símbolo de la humanidad derrotada.
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