En 1995, Andreï Makine sorprendió a los lectores y críticos de Francia con
una novela extraordinaria, El testamento francés (Andanzas
284), con la que obtuvo los premios
Goncourt y Médicis, y alcanzó la nada despreciable cifra
de un millón de ejemplares vendidos. El crimen de Olga Arbelina posee
también un aire inequívocamente eslavo, y en ella vuelve a quedar patente el
incontestable talento de su autor para abordar tanto el fresco histórico como
el retrato intimista.
Un frío domingo del año 1947, un crimen
estremecedor conmociona al pequeño pueblo de Villiers-la-Fôret, próximo a París: un hombre agoniza a la orilla
del río con el cráneo aplastado, y junto a él, aún aturdida y medio desnuda, se
encuentra Olga Arbelina, una antigua
aristócrata rusa que tuvo que huir de su país durante la Revolución
bolchevique. La comunidad de rusos emigrados establecidos en Villiers apenas
alcanza a entender qué ha podido conducir a Olga, la apacible bibliotecaria, a una situación tan extraña y
comprometida. La investigación que se inicia remueve un doloroso pasado: la
precipitada huida de su país, el dolor del exilio, el abandono por parte de un
marido mezquino y el nacimiento de un hijo hemofílico, que, llegado a la
adolescencia, parece reencarnar el destino trágico de los Romanov. Pero la vida
de Olga Arbelina todavía oculta un
secreto terrible, quién sabe si un segundo «crimen».
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