En el Bausler Institut, un internado femenino situado en el cantón más retrógrado de Suiza, el Appenzell, se respira una densa atmósfera de cautiverio, sensualidad inconfesada y demencia. En estos parajes por
los que paseaba el escritor
Robert Walser, y donde se suicidó tras permanecer
treinta años en un manicomio, se desarrollan la infancia y la adolecencia de la
narradora, quien las rememora desde
El estilo lacónico y terso, casi punzante, la sagacidad de las reflexiones más sutiles, subrayan la intensidad de esta historia implacable. Hacen
vibrar una cuerda secreta en ese
mundo desvinculado de la realidad,
en que la vida se ha visto «pasar
por las ventanas». Entre el desconcierto,
la atracción y el temor, una insólita
emoción trastoca al lector, como si en el centro de
un jardín bien cuidado viera cómo
se desata una vorágine.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
De Jaeggy no hay nada mejor que Los hermosos años del castigo, una obra maestra
Enrique Vila-Matas, El País
Una narración tan esencial, tan desnuda y a
la vez inquietante se sustenta en un estilo que parece sobrio, púdico, pero que en realidad está preñado de resonancias refinadamente agrias, indirectas, testimonios que crean un exquisito malestar, un maleficio que se enuncia con voz ceceante, entre infantil y ventrílocua.
Giorgio Manganelli