Esto es verdad, esto es Historia: Charles Mason (1728-1786) y Jeremiah Dixon (1733-1799) fueron un melancólico astrónomo y un exultante topógrafo británicos, a sueldo de la Royal Society, responsables del trazado de la línea que separaba los estados (entonces colonias) de Pennsylvania y Maryland, conocida aún hoy como la Línea Mason-Dixon, que -involuntariamente- acabó demarcando el límite infame entre feudos esclavistas y territorios libres de Estados Unidos de América.
En la novela de Thomas Pynchon, esto es otra historia: indios feroces y rudos colonos; batallas navales y exploraciones terrestres, conjuras jesuíticas y erotismo desenfrenado, maquinaciones políticas y adictos a la cafeína, hilarantes apariciones de George Washington (fumando marihuana), Benjamin Franklin y Samuel Johnson; un chino maestro del feng shui y el origen del ketchup; en suma, el más irracional, épico y paródico retrato de los albores de laEdad Contemporánea. Todo esto y mucho más, protagonizado por una pareja de héroes destinada a ser tan célebre como las formadas por Don Quijote y Sancho, Sherlock Holmes y Watson, o Laurel y Hardy.
Pasen, pues, y lean la ópera magna que Thomas Pynchon estuvo escribiendo, dicen, a lo largo de más de veinte años y cuya publicación se considera el acontecimiento literario de este fin de siglo. Publicada en Estados Unidos 1997, aparece ahora en una traducción magistral de Jordi Fibla, quien invirtió cerca de dos años en esta ardua tarea.
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