El Premio La sonrisa vertical 1979 nos deparó una doble sorpresa : 1) el haber salido vencedor del certamen un libro en catalán, aun siendo el jurado esencialmente castellano-parlante y 2) el que, bajo el seudónimo de Ofèlia Dracs, se ocultaran ocho autores, algunos ya conocidos por sus actividades literarias en el ámbito de la cultura catalana y otros por haber ya colaborado en la desaparecida revista satírica «El Be Negre».
Los Joaquims Soler, Monzó, y Carbó, los Jaumes Fuster y Cabré, Xavier Romeu, Joan Rendé y Josep M.ª Illa decidieron un día —así nos lo comunicaron tras el desconcierto inicial del jurado y la posterior identificación de cada autor— reunirse para concebir un libro de diez cuentos con el título (sugerido por una canción popular catalana) de Diez manzanitas tiene el manzano. Al parecer, pidieron la colaboración de dos mujeres quienes, finalmente, por distintas razones, declinaron la oferta, quizás en recuerdo de otra perniciosa manzanita. . . Así pues, dos de los ocho componentes del grupo redactaron los dos cuentos necesarios para completar las diez manzanitas del manzano literario.
Lo curioso del caso es que el jurado, en momento alguno, llegó a sospechar de la existencia de un autor de ocho cabezas. Esto se debe, creemos, al hecho de que los autores habían previamente acordado recuperar para la literatura el lenguaje vulgar normalmente utilizado en Cataluña para las cosas del sexo, que fue y sigue siendo uno de los más vivos y expresivos de la Península. Y, si bien los personajes y las situaciones que animan estos cuentos sean muy distintos entre sí, es indudable que, a través del lenguaje, obtienen esa unidad que «confundió» al jurado. Unidad que también radica en la naturaleza misma de los lugares en los que se desarrolla la acción de la mayoría de los cuentos : barrios populares de una gran ciudad industrial.
Así pues, entre historias cachondas, muy de hoy, algunas muy triviales, no exentas en muchos casos de humor, el lector se encontrará reviviendo, en más de una ocasión, situaciones que, probablemente, él mismo ha experimentado
Sota el pseudònim d’Ofèlia Dracs i
amb un títol de cançó popular, Jaume Cabré, Joaquim Carbó, Jaume Fuster, Josep
Maria Illa, Quim Monzó, Joan Rendé, Xavier Romeu i Joaquim Soler van escriure
per separat una desena de contes i els van presentar plegats al Premi La
Sonrisa Vertical del 1979. En tocava un per cap, però les dues escriptores que
tenien prevista la seva participació van declinar l’oferiment i dos d’ells van
haver de repetir per arrodonir les deu pometes d’aquest pomer literari. El
jurat els va concedir el premi, i en cap moment va sospitar que el pseudònim
encobrís vuit autors que, a més, ja eren coneguts en l’àmbit de la cultura
catalana. La sorpresa va ser grossa. Es va publicar l’any 1980 i també es va
traduir al castellà. Els autors havien acordat recuperar per a la literatura
catalana les maneres desimboltes i la riquesa del llenguatge popular referit a
la sexualitat, però no s’esperaven que els personatges i les situacions dels
diversos contes acabessin coincidint, descomptada la disparitat de les
històries, en la lleugeresa i la gràcia candent de cada pàgina. Més enllà de
l’erotisme, convergien en una mateixa ironia; més enllà de les normes del
gènere, en una manera lúdica d’abordar la literatura.