Los lectores de Ritual y Los desiertos dorados encontrarán en esta novela —la segunda en la producción literaria de Héctor Bianciotti, escrita en 1967 y publicada en 1969 en “Les Lettres Nouvelles”— la misma atención a los movimientos secretos de los seres humanos, el mismo gusto por los decorados y, en particular, por lo que hay detrás de ellos, ese juego de miradas furtivas que se desdoblan sin fin cual espejos reveladores de tramas sutiles. La aparente paz de los días ociosos de Livia, novelista en el otoño de su vida, y su hija Silvia queda truncada por la irrupción de Daniel, hijo adorado de Livia, personaje inconstante y fantasioso sobre quien pesa la sombra dolorosa —o la culpa— del suicidio de su amigo íntimo. En el mundo artificial y falso en el que se mueven las dos mujeres, la brutal realidad de la homosexualidad de Daniel, que les hiere asumir, suscita una cadena de situaciones y reflexiones en las que su propio mundo se refleja y se cuestiona…
A medida que avanza al encuentro de ese final que espera, pero que no acaba de llegar, Livia va recobrando interés por escribir, y el lector descubre lentamente que esta especie de novela inacabada, que todavía está leyendo, se confunde con la última novela que Livia está terminando y que entrega en lectura a su editor.
Héctor Bianciotti (Córdoba, Argentina, 1930-París, 2012) llegó a Europa en 1955. Tras residir en Italia y España, pronto se estableció en París, y en 1981 obtuvo la nacionalidad francesa. Desde principios de la década de 1980 dejó su lengua materna para escribir en francés. En Francia, su país de adopción, fue considerado uno de los más importantes novelistas contemporáneos, y en España un exquisito autor de culto. Colaborador de Le Nouvel Observateur y Le Monde y de la editorial Gallimard, en 1996 fue nombrado miembro de la Academia Francesa, con lo que se convirtió en el primer académico francés de origen hispano. Su trayectoria literaria siempre estuvo muy unida a la de Tusquets Editores, en la que publicó diez obras desde 1973: Sin la misericordia de Cristo, Lo que la noche le cuenta al día, El paso tan lento del amor, La busca del jardín, Como la huella del pájaro en el aire y La nostalgia de la casa de Dios (Andanzas 58, 186, 268, 275, 432 y 635), así como Ritual, Los desiertos dorados (Cuadernos Ínfimos 44 y 65), Detrás del rostro que nos mira y El amor no es amado (Marginales 52 y 78). Sus novelas merecieron los más prestigiosos galardones, entre ellos el Premio Médicis 1977, el Premio Femina 1985 y el Prix de la Langue de France 1994, y por el conjunto de su obra recibió el Premio Prince Pierre de Monaco 1993.