Cuando Héctor Bianciotti fue nombrado miembro
de la Academia Francesa de la Lengua, se definió como «alguien que viene de
lejos, y que ha pasado de su lengua materna [el español de su Argentina natal]
a la de su literatura predilecta por caminos de contrabandista, sin traer nada,
a modo de regalo, salvo un imaginario venido de otra parte». Como la huella del pájaro en el aire es
ese imaginario, porque para Bianciotti
la memoria —y la vida—, es vacilante y movediza.
Tras más de veinticinco años de ausencia, Héctor Bianciotti regresa a la tierra natal, Argentina, donde le esperan sus hermanos. La nación homenajea al niño de la pampa que alcanzó el éxito en otro país, en otra lengua. Y surgen, al filo de los reencuentros, emotivas historias, como la de Nilda, que le narra el anciano llamado la Iguana, o recuerdos de familia. Pero son los sentimientos y las reflexiones que ese viaje suscita los protagonistas de esta obra: el paso del tiempo, el destino de personas y cosas y, en fin, la muerte. Y si la muerte proyecta su sombra en el horizonte, como le recuerda alguien, lógico es invocar figuras que se enfrentaron a ella de manera harto significativa; así, quedan fijados para el lector de manera indeleble la inolvidable estampa de Jorge Luis Borges en su lecho de muerte, la reacción del escritor Hervé Guibert ante su enfermedad incurable, y los últimos años de un amigo de la adolescencia.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Le Nouvel Observateur
"Bianciotti no recapitula su vida, la inventa. A cada paso se alza una imagen, se oye un sonido, brilla un sol, cae una noche tan provisional que es en realidad una promesa del alba. Y un pájaro se eleva en el aire. Es la lección, dulcísima, de este magnífico texto, de esta auténtica leyenda."
Jean-François Josselin
Le Figaro Littéraire
"Las autobiografías son falsas. Héctor Bianciotti lo ha dicho a menudo. (…) Mallarmé soñaba con una vida que culminara con un hermoso libro. Héctor Bianciotti, soñando con los ojos abiertos, sabe que las palabras le han conducido a su propia vida. Verdad doble en el espejo. Es la paradoja y el don del hecho literario."
André Brincourt
L'Express
"De esa fidelidad [al niño de la pampa y al adulto] sin tacha nace, en efecto, bajo firma de Héctor Bianciotti, un libro que parece escrito sobre las alas del tiempo y no pertenecer a ninguna época."
Daniel Rondeau
Femme
"Experiencia trastornadora de una vida, ésta se condensa a menudo, en este magnífico libro, en sentencias de una precisión pasmosa, que no nos chocarían en La Rochefoucauld (…). Héctor Bianciotti: un gran clásico francés."
Gérard de Josnières
Héctor Bianciotti (Córdoba, Argentina, 1930-París, 2012) llegó a Europa en 1955. Tras residir en Italia y España, pronto se estableció en París, y en 1981 obtuvo la nacionalidad francesa. Desde principios de la década de 1980 dejó su lengua materna para escribir en francés. En Francia, su país de adopción, fue considerado uno de los más importantes novelistas contemporáneos, y en España un exquisito autor de culto. Colaborador de Le Nouvel Observateur y Le Monde y de la editorial Gallimard, en 1996 fue nombrado miembro de la Academia Francesa, con lo que se convirtió en el primer académico francés de origen hispano. Su trayectoria literaria siempre estuvo muy unida a la de Tusquets Editores, en la que publicó diez obras desde 1973: Sin la misericordia de Cristo, Lo que la noche le cuenta al día, El paso tan lento del amor, La busca del jardín, Como la huella del pájaro en el aire y La nostalgia de la casa de Dios (Andanzas 58, 186, 268, 275, 432 y 635), así como Ritual, Los desiertos dorados (Cuadernos Ínfimos 44 y 65), Detrás del rostro que nos mira y El amor no es amado (Marginales 52 y 78). Sus novelas merecieron los más prestigiosos galardones, entre ellos el Premio Médicis 1977, el Premio Femina 1985 y el Prix de la Langue de France 1994, y por el conjunto de su obra recibió el Premio Prince Pierre de Monaco 1993.