Con este
tercer volumen de Desde la última vuelta
del camino Tusquets Editores concluye la publicación de la extensa obra
memorialística de Pío Baroja. Componen este volumen los libros Reportajes y Bagatelas de otoño, ambos fechados en 1948, La guerra civil en la frontera, que puede datarse entre 1951-1952 y
que no pudo publicarse durante el franquismo, y Rojos y blancos, inédito y también escrito en su madurez. Unas
memorias singulares donde Baroja escribió abiertamente lo que veía y pensaba
sobre España y su tiempo, y que Tusquets Editores, en coedición con Caro Raggio
Editor, ha recuperado en el año en que se cumple el cincuentenario de la muerte
de Baroja.
En el verano de 1936, Pío Baroja
veía pasar ante su casa de Itzea, en Vera de Bidasoa, autobuses llenos de
obreros que enarbolaban banderas rojas y cantaban La Internacional. Al cabo
de unos días, las fuerzas carlistas que habían salido de Pamplona lo
sorprendieron de viaje y lo retuvieron en el sótano de una cárcel. Tras quedar
en libertad, Baroja cruzó la frontera y pasó unas semanas en la margen francesa
del Bidasoa. La guerra civil en la
frontera es la memoria de ese tiempo y reúne noticias, rumores y
testimonios recogidos durante las dos semanas iniciales a la contienda. Baroja,
enemigo de partidismos y escéptico de la política española –ni la República ni
los partidarios del alzamiento lograron convencerle de lo contrario–, tuvo que
alejarse de una tierra conmocionada por la incipiente guerra civil y emprender
su exilio a París.
Rojos y blancos recoge, a su vez, las experiencias del escritor en la
capital francesa y su estancia en Basilea, donde pasó como refugiado unos días
tranquilos, aunque inciertos, hasta que la carta de un amigo le informó de que
podía regresar a España, «a mi rincón del País Vasco, allí de donde salí a
disgusto, forzado por las circunstancias».
Reportajes y Bagatelas de otoño,
donde la descripción de paisajes, gentes y recuerdos se aúna al sentido del
humor más barojiano, completan la edición de estas memorias.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
SOBRE LAS MEMORIAS
Sin ningún género de dudas las memorias literarias más importantes en la literatura española, tanto por su contenido como por su extensión... Escritas sin demasiada vertebración, lo que les da una mayor vivacidad y ligereza.
Andrés Trapiello
El yo más obstinado, independiente y arbitrario que han dado las letras españolas.
José-Carlos Mainer
Magníficas... de un vigor y una novedad desusadas en este país. Leo a Baroja desde los diecisiete años. En él no hay ficción, ni afectación, ni peluquería, ni guante blanco. Todo es como es: agrio, ácido, real.
Josep Pla
NUEVA BAROJIANA
Baroja es uno de los grandes nombres de la cultura en lengua española... Sus libros ganan en modernidad y juventud cada año que pasa. Cada día es más moderna, y más necesaria, la acidez de Baroja, su irreverencia intelectual, su recelo hacia la tontería aceptada y las mayúsculas obligatorias...
Antonio Muñoz Molina
Liderato de fuste, tan injustamente tenido por algunos como rancio inmovilista y retrógrado.
Enrique Vila-Matas
Es probable que ni el propio Baroja se percatara de que estaba poniendo los fundamentos a un modo de narrar que pasando por Hemingway y hasta llegar a Raymond Carver iba a marcas la novela del siglo XX... Adelantándose a su tiempo, es más cinematográfico que literario. Pero casi siempre vigoroso, preciso, económico, y de una viveza plástica ejemplar.
Eduardo Mendoza
Sorprendente en Baroja su desfachatez narrativa... No es de extrañar que fuera admirado por escritores como Dos Passos y sobre todo Hemingway. Era fundamentalmente el primer cronista o periodista, que al tratar de expresarse mediante la novela abre caminos para un novelar libre: en la novela cabe todo... Ese Baroja puede orientar nuevos caminos en la lieratura española, incluso apadrinar una revolución genérica derivada de su constante estar a punto de romper las fronteras con los géneros.
Manuel Vázquez Montalbán
Admiraba su valor para sostener su opiniones, contrarias al sentir general, su anticlericalismo y antimilitarismo, su amor por la soledad y la imaginación. La retina soberbia de Baroja alcanza a veces destellos del más alto valor estético, bajo la forma de la precisión.
Carlos Castilla del Pino
Para el oído moderno, Baroja es el mejor altavoz de toda la ridiculez de cierta retórica castellana, sobre todo la de sus contemporáneos: el más riguroso patrón con el que medir las ínfulas de la épica moderna, el Fiel Contraste de novela española del siglo XX; y tal vez también el tronco del que tendrán que partir las ramas de la narrativa que él mismo podó.
Juan Benet
¿Dónde está el secreto de esa lozanía? No tanto en un resorte técnico, de novelista adiestrado en no aburrir, como en la autenticidad de su voz. Esa voz podrá ser imitada, pero no falsificada. Será egotista, como él no niega, y podrá equivocarse, pero transmite verdad.
Manuel Longares
Un autor al que se lee de manera no ya fluida, sino irrefrenable.
Francisco Savater
Pío Baroja nació en
San Sebastián en 1872. Estudió Medicina en Madrid y Valencia, y en 1900 publica
su primer título. Dedicado desde entonces a la literatura, Baroja construye un
mundo narrativo heterogéneo, en el que convergen la crónica histórica y política,
los ambientes proletarios del Madrid finisecular o la epopeya de los navegantes
vascos. Durante la guerra civil, Pío Baroja se refugió en París; regresó a
España en 1940, decidido a seguir escribiendo en un deliberado aislamiento.
Murió en Madrid en 1956.