Así, en el
prólogo a esta obra, escribe el propio Zugazagoitia
en el triste exilio parisino de los perdedores: «Prefiero pagar a la maledicencia
las alcabalas más penosas y ser cobarde para quienes me disciernan este
dicterio, renegado para los que por tal me tengan. Escéptico, traidor,
egoísta... todo me parecerá soportable antes de envenenar con un legado de
odio la conciencia virgen de las nuevas generaciones española».
Para esta
edición hemos contado con la inestimable colaboración de José María Villarías, historiador y
nieto del autor, y un oportuno prólogo del profesor Santos Juliá.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Julián
Zugazagoitia nació en Bilbao a comienzos de siglo, hijo de un obrero
socialista. Él mismo fue militante del PSOE desde muy joven, y era, en el
inicio de la guerra civil, director del periódico El Socialista, desde cuyas páginas
denunció los excesos cometidos por ambos bandos, especialmente los que
presenció en Madrid. Durante el conflicto se vio obligado a ejercer su segunda vocación, la política,
como ministro de Gobernación y secretario general del Ministerio de Defensa en
los gobiernos de Juan Negrín. Fue él, por ejemplo, quien facilitó a Rafael
Sánchez Mazas, enemigo político pero compañero en las letras, el salvoconducto
para salir de Madrid. Ya en el exilio, a los pocos meses de terminar el libro,
fue arrestado por la Gestapo y entregado al régimen franquista junto a otras
personalidades republicanas, como Lluís Companys o Cipriano Rivas Cherif, para
ser juzgado y fusilado en Madrid en 1940.