En la línea de la magnífica La
edad de la inocencia (Andanzas 13 y Fábula 24), Sueño crepuscular, una de
las novelas más representativas de la excelente narradora Edith Wharton y hasta ahora no traducida al castellano, constituye
un penetrante estudio psicológico de un grupo de personajes, sazonado con la
ácida mirada crítica que Wharton
reservó siempre para la clase social de donde ella procedía. En ella se abordan
temas como el sexo, las drogas (su título alude a los efectos de los
narcóticos), el trabajo, el dinero y la atracción hacia lo esotérico, que
sorprendieron en su momento por su modernidad y que siguen plenamente vigentes
en nuestro siglo XXI.
Nada parece
turbar la vida de Pauline y Dexter Manford, un matrimonio de la
alta sociedad neoyorquina. La agenda de Pauline
está llena de visitas, reuniones, tés; su frase favorita es: «Hay un momento
para cada cosa», y, en efecto, saca tiempo incluso para la meditación oriental.
Al anochecer, cuando el brillante abogado que es Manford llega del bufete, un coche les lleva a la cena o al
compromiso de turno. La hija de ambos, Nona,
se lleva a las mil maravillas con la pareja formada por su medio hermano Jim (hijo del primer matrimonio de Pauline) y la soñadora Lita. Además, pronto llegará de Europa
la prima Amalasuntha, que aporta un
brillo exótico a la vida social de los Manford.
Es impensable que algo pueda quebrar el equilibrio y el lujo en que viven
todos; a veces, sin embargo, no sólo son presa del aburrimiento o del vacío
vital, sino que van afluyendo sensaciones incómodas, insatisfacciones, que
podrían dar lugar a situaciones dolorosas. Y entonces no basta con planear un
súbito viaje al extranjero.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Edith Wharton (Nueva
York, 1862-París, 1937) nació en el
seno de una familia acomodada. Se movió siempre en los círculos de la alta
sociedad de Estados Unidos y de Europa, y en ésta conoció a Henry James, que
ejercería una duradera influencia en su vida y su obra. Publicó sus primeros
relatos breves en Scribner’s Magazine,
si bien tuvo que esperar al éxito de La
casa de la alegría (1905) para que se la reconociesen como una de las
novelistas más importantes de su época. Establecida en París desde 1907, durante
la guerra mundial organizó activamente ayudas a los refugiados, lo que le
mereció la Legión de Honor. Entre
sus más de cuarenta obras destacan la citada La edad de la inocencia, Premio Pulitzer, que dio origen a la
película del mismo título; su autobiografía Una
mirada atrás, y, entre sus novelas en torno a la guerra, Un
hijo en el frente (Andanzas 322).