Dedicados todos ellos al mar, estos textos de Álvaro Cunqueiro son la mejor muestra de su capacidad, siempre renovada, da fabulación. Y es que todos ellos surgen de la fascinación, también sin límites, ante mares y océanos, pletóricos de tantos y tantos misterioos, de zoologías quiméricas, de increíbles geografías submarinas, de temerosas historias y trágicas leyendas sin fin. «Leyendo a Cunqueiro, en la fantasía libre y desatada de estos artículos», subraya Néstor Luján en el prólogo, «se comprende que se sintiera obligado a narrar cuanto imaginaba, que quisiera conservar la incitación que es para el hombre un mundo que tiene muchos significados, infinidad de enigmas enriquecedores, muchedumbre de noticias prodigiosas. Y se agradece profundamente que quisiera perpetuar todo ello con espléndida eficacia, "como quien, en cabaña de monte nevado, conserva el tesoro del fuego".»
Nació en
1911 en Mondoñedo (Lugo). Fue uno de los escritores más grandes de nuestro
siglo tanto en castellano como en gallego, durante muchos años dirigió el Faro de Vigo y colaboró toda su vida,
con artículos de toda índole, en varias revistas españolas. Al fallecer, en
1981, dejó tras de sí novelas como Las
crónicas del Sochantre (Premio nacional de la Crítica en 1959), Merlín y familia, Cuando el viejo Simbad
volviera a las islas, Las mocedades de Ulises, Un hombre que se parecía a
Orestes (Premio Nadal en 1968) y La
vida y las fugas de Fanto Fantini, así como ensayos gastronómicos y una
infinidad de crónicas sobre todo aquello con lo que alimentaba cada día su
insaciable curiosidad y que al cuidado de César Antonio Molina hemos agrupado
por temas: La cocina cristiana de
Occidente, Tesoros y otras magias.
Viajes imaginarios y reales, Los otros caminos, El pasajero en Galicia, La bella del dragón y Papeles que fueron vidas.