¿Qué tienen en común un planeta,
un huevo de pez y la punta de un bolígrafo? Según Wagensberg, comprender
significa lograr la mínima expresión de lo máximo compartido. Pues bien,
resulta que a nuestro alrededor, un número enorme de objetos parece compartir
un reducidísimo número de formas: aunque no tenía por qué ser así, la
naturaleza exhibe ritmo y armonía. Además, aunque tampoco tenía por qué ser
así, la naturaleza parece inteligible. En este ensayo vibra la ambición de
tratar la perplejidad que estas comprobaciones pueden suscitar. ¿Por
qué ciertas formas –esferas, hexágonos, espirales, hélices, parábolas, conos,
ondas, catenarias y fractales– son especialmente frecuentes? ¿Por qué justamente éstas y no otras? ¿Cómo
emergen? ¿Cómo perseveran?
Para comprenderlo y explicárnoslo, el autor teje todo un esquema conceptual con el que organizar su reflexión. El hallazgo consiste en enfrentar la complejidad con la incertidumbre. A partir de ahí se desgranan, bien trabados, el resto de los conceptos: anticipación, movilidad, tecnología, independencia y, sobre todo, las tres grandes selecciones (fundamental, natural y cultural). El conjunto es La rebelión de las formas, un estudio genuinamente interdisciplinar que no reprime brillantes incursiones en el arte, la filosofía, la música e incluso la escritura.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Wagensberg es un científico con vocación de humanista que provoca aquella reveladora emoción que para Aristóteles denotaba el inicio de la filosofía: la admiración.
Manel García, El Periódico
Sobre Si la naturaleza es la respuesta...
Lean este libro. Tardarán poco, y después les quedará toda una vida para repensarlo.
Javier Sampedro, El País
Sobre Si la naturaleza es la respuesta...
Divertido y profundísimo breviario de pensamiento científico.
J. Ernesto Ayala-Dip, El Correo