El campo histórico y social que en estas páginas se cubre es
ancho y profundo. Además de enfocar aquí, con rigor y precisión, los
principales actores y etapas de la lucha armada iniciada en México durante
1910, el autor proyecta su visión analítica más allá de los bordes
tradicionalmente demarcados para estudios de esta naturaleza. De tal modo se
incorpora una visión regional y orgánica que aún explica con lúcida validez, a
casi un siglo de distancia, las secuelas de ese conflicto.
Así entendemos que un movimiento revolucionario se haya
convertido, primero, en guerra civil y, después, en una lucha de facciones que
se disipó y concentró en la política de un partido que proclamó razones de
Estado. También escudriñamos la estructura y el desarrollo de una sociedad
donde los actos de un régimen agónico, al igual que los de sus opositores,
pretendían enunciar las razones de un progreso
que les parecía no sólo posible sino necesario y urgente.
El autor de este libro muestra en él, como siempre lo ha
hecho, las claves de su perspicacia y justifica de nuevo su invaluable
presencia en la reciente historiografía mexicana.