Fabio Morábito,
poeta reconocido y autor del volumen de relatos La vida ordenada, es un
gran narrador cuya obra, publicada primero en Tusquets Editores México y aclamada por la crítica de su país como
una de las más originales surgidas en los últimos años, bien merecía que
empezáramos a darla a conocer también en España.
¿Qué misterios, a un tiempo
fantásticos y cotidianos, pueden desencadenarse al alquilar un piso, perder las
llaves, asistir a una fiesta entre desconocidos o sufrir una extraña plaga de
ratas en el propio domicilio? Las historias de La vida ordenada nos
hablan de aspectos engañosos de la realidad en las grandes urbes. Sus
protagonistas, víctimas de la desidia que les envuelve, viven un particular
periodo de crisis y se aferran a un objeto o un pasado que les redima. Así, Enrique anhela en vano huir de esa
existencia anodina que le reitera que no es dueño siquiera de la casa donde
reside; Antonio visita a la madre de Alfonso, su amigo de la infancia, para
saldar una extraña deuda, y ese encuentro le cambiará la perspectiva de las
cosas; Ricardo sospecha que alguien
con oscuras intenciones va soltando ratas en el apartamento que su madre le
legó y en el que ha prometido no entrar hasta que un compañero de celda salga
de la prisión...
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
El poeta y narrador Fabio Morábito (1955) es autor de tres libros de poesía: Lotes baldíos (1985, Premio Carlos
Pellicer), De lunes todo el año (1991, Premio Aguascalientes) y Alguien de lava (2002). Caja de herramientas (1989), que
participa tanto del ensayo como del poema en prosa, fue publicado
en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. Su obra cuentística se compone de La
lenta furia (Andanzas, 2002), elogiado en su momento por José de la
Colina como «la mayor revelación del género de los últimos años», La
vida ordenada (Andanzas, 2000; Andanzas 495) y También Berlín se olvida
(Andanzas, 2004).
«Desde sus iniciales ejercicios literarios se reveló
como uno de los “raros” de la lengua. Desconcertó a algunos y fascinó a otros
cuantos. Quien pretenda imitarlo se arriesga a cometer un suicidio. Su prosa elegante y exquisita es
irrepetible. Nada de pomposo se acerca a su mundo. Parecería que sus
palabras, precisas y transparentes, le sirvieran como
un encantamiento, un regalo, un guiño a los lectores. Pero en el subsuelo se
encuentra una lava ardiente, un nudo de interrogaciones e hipótesis cercanas a
una meta-física». (Sergio Pitol)