Quienes ya
leyeron el mágnifico Tratado de armonía (Marginales 113)
de Antonio Colinas, que tan buena
acogida obtuvo entre los lectores, encontrarán en este Nuevo tratado de armonía
una obra complementaria, que no sólo completa la anterior sino que, en cierto
modo, la culmina. Cerrando el ciclo iniciado hace ocho años, este nuevo
«tratado» incorpora, al modo de una antítesis dialéctica, la presencia del mal
«cósmico» y del consiguiente desasosiego y desconcierto, que únicamente se
resuelve en una síntesis armónica más amplia.
Una piedra de
extrañas formas, un árbol agostado, el olor de la albahaca en lo umbrío, la
tranformación de la naturaleza con el paso de las estaciones, los actos
cotidianos más nimios… La contemplación de todo lo que nos rodea —el mundo
mineral, vegetal, animal y aun humano—está en el origen de las reflexiones que
conforman este Nuevo tratado de armonía. Y esa contemplación serena va
revelando una certeza, una verdad que lo abarca todo y que, al mismo tiempo, lo
trasciende : la certeza de que la
armonía es tal vez lo único capaz de explicar las realidades más contrapuestas,
la luz y las sombras, el bien y el mal, el amor y el desamor. Así, es posible
que sólo lo que muera dé fruto, que lo más pútrido sea al cabo lo más fértil,
que todo, incluso el dolor, tenga su razón de ser en el universo.
Si el texto
que da título al volumen, «Nuevo tratado
de armonía», tiene ya un marcado tono poético, las tres últimas partes del
libro, más breves, son verdadera poesía en prosa. Tituladas «Páginas del icono»,
«Los
caminos del tiempo» y «En
las noches azules», cada una se vertebra en torno a un objeto o una imagen
que cobra gran simbolismo : un icono cuya presencia silenciosa llena la
casa, el camino como metáfora del tiempo a la vez que prueba iniciática, y «la
noche azul», que preside las visiones del autor.
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA