Invitados al juego de elegir y disponer palabras al azar – o
a la tarea de hacerlo con un método preciso que, por elusivo y misterioso,
preferimos llamar así - , cedemos pronto a la fascinación de ellas. Después
desplegamos un trabajo placentero: contar sus sílabas, dejar que acentos y
cadencias hagan su música, entregarnos a su sentido, volvernos lectores de
poesía, difundir los versos en castellano que son nuestros y de todos.
En estas páginas se dice que muchos creen, “equivocadamente,
que los versos se escriben en estado de agitación, entusiasmo o cuasi
demencia”. Y se demuestra después, en beneficio de los jóvenes hispanohablantes
– o de los angloparlantes que estudian el español -, para llevarlos a intentar
su primer poema, que esto raramente ocurre así.
Ejemplos ilustres de poesía en nuestro idioma, autores
clásicos y contemporáneos, variedad de formas, anécdotas y diálogos de aguda
precisión y ligereza, hacen de este volumen un ágil pasaje al terreno donde las
palabras y el espíritu de una cultura son espejos enfrentados.
Hugo Hiriart nació en la Ciudad de
México en 1942. Novelista, dramaturgo, ensayista, filósofo, director de escena,
guionista y artista plástico, Hiriart es autor de más de una docena de piezas
dramáticas, entre las que destacan La
ginecomaquia, Hécuba,
La perra; Intimidad
y ámbar, y La
repugnante historia de Clotario Demoniax (Marginales, 2005), algunas de las cuales han sido llevadas
al cine. Recibió el premio Xavier
Villaurrutia (1972) por Galaor (Andanzas, 2000), su primera
novela, que, en opinión del jurado, es «la mejor novela de caballerías del
siglo xx». A esta narrativa inaugural le suceden Cuadernos de Gofa, La
destrucción de todas las cosas y El actor se prepara (Andanzas,
2004). Sus ensayos son señeros en la literatura mexicana reciente: Disertación sobre las telarañas, sobre la
naturaleza de los sueños y, en Tusquets
Editores, Los dientes eran el piano (Ensayo, 1999) y Cómo leer y escribir poesía
(Ensayo, 2003). Su obra plástica ha sido expuesta en diversas ciudades del
país.